Plantas medicinales

El primer documento escrito que nos habla de plantas medicinales data del año 2.900 antes de Cristo, en China. Sus propiedades medicinales radican en la composición química de alguna de sus partes. Aún hoy, la mayor parte de los medicamentos modernos proceden de compuestos de origen vegetal.

Algunas especies son especialmente conocidas o apreciadas.

Así, la Genciana (Genciana lutea), vive en pastizales y matorrales de las altas montañas de Europa, donde se sigue recolectando a veces de forma excesiva. Los principios amargos de su raíz actúan como tónico estomacal y estimulante del apetito. Se emplea en forma de tisana, macerando la raíz seca en vino blanco o en agua. También se usa en la elaboración de bebidas amargas, conocidas popularmente como bitter.

El tomillo (Thymus mastichina), es una planta típica mediterránea que se produce principalmente en España y Turquía. Su cultivo no está muy extendido, por lo que su recolección procede de poblaciones silvestres. Los aceites esenciales de sus hojas y flores se liberan fácilmente con el vapor de agua. Estos "vahos" actúan sobre las vías respiratorias, como expectorante, antitusivo y balsámico. Tiene además un alto poder desinfectante.

La Arctostaphyllos uva-ursi o gayuba vive en las montañas de Europa. Sus principios activos se concentran fundamentalmente en las hojas, cuyas propiedades antisépticas actúan al nivel de las vías urinarias. Gran parte del material consumido procede de recolecciones de poblaciones silvestres; en muchos casos sin ningún tipo de control, lo que podría hacer peligrar su supervivencia.

Las plantas que tratan los problemas cardiovasculares se relacionan con el sistema nervioso. La dedalera, por ejemplo, aumenta la contracción del corazón. Otros problemas relacionados con el sistema cardiovascular, como las hemorroides, son tratadas con plantas como el rusco.

La equinácea (Echinacea pallida), estimula el sistema inmunitario, aumentado nuestras defensas. Sus preparados se usan para tratar problemas víricos o infecciosos. Otras plantas actúan sobre procesos vitales del organismo. Tal es el caso del ginseng americano, con propiedades tónicas y revitalizantes, el ágave y la dioscorea de los que se obtienen hormonas esteroideas.

Por otra parte, las plantas tópicas reciben este nombre porque se aplican directamente sobre la piel o las mucosas. Muchas continúan usándose en la farmacopea tradicional. Tal es el caso de la celidonia (Chelidonium majus), o hierba verruguera, cuyo venenoso látex se aplica sobre las verrugas, para eliminarlas.

La gaulteria (Gaultheria procumbens), se usaba en la América precolombina para combatir contusiones, fiebres y dolores diversos. Hace tiempo se descubrió que sus propiedades se deben a un compuesto de origen vegetal muy parecido a la salicina de la filipéndula y del sauce, que dio lugar a la aspirina.

Algunas plantas pueden estimular o deprimir nuestro sistema nervioso. Se dice que Gandhi era bebedor habitual de un té hecho con rauwolfia (Rauwolfia serpentina), el tranquilizante tradicional de la India. Hoy en día se usa en medicina y fitoterapia para combatir la hipertensión.