Plantas melíferas

La historia del consumo de miel por el hombre es tan antigua como su propia existencia. La apicultura utiliza la atracción natural de las abejas por el néctar de ciertas plantas llamadas melíferas.

Tenemos un claro ejemplo en el espliego o Lavandula latifolia, una planta típicamente mediterránea. La miel procedente de esta especie es muy aromática, por lo que generalmente se explota como monofloral. También es Erica australis ssp aragonensis una planta muy común en los brezales cantábricos que produce una abundante floración, lo que la convierte en buena melífera. De ella se obtiene una miel oscura, de intenso sabor, muy apreciada en el occidente cantábrico.