Acceda a ella bordeando el estanque de la barca y pasando por debajo de la cascadona con su ingenio acuático. Una pasarela de madera le invita a visitar una de las alisedas mejor conservadas del norte Peninsular.
Actualmente es difícil encontrar alisedas maduras bien formadas, ya que han sido reducidas a estrechos bosques lineares, junto al río, delimitados por terrenos de cultivo.
Otras veces, las riberas naturales se ven invadidas por plantas alóctonas, como chopos, robinias, o budjdelias. Disfrute de esta maravilla singular e impresionante.